La lista de sus enfermedades es larga. Julio Basilio González, cubano de
59 años residente en Madrid desde marzo de 2009, pone sobre la mesa un
fajo de folios que resumen sus padecimientos —un soplo en el corazón, el
colesterol disparado y migrañas crónicas, entre otros— y la docena de
medicaciones que necesita. Lo que más le preocupa es no poder controlar
su tensión. “Hay pastillas que si no me las tomo me puede dar algo”,
afirma pausado mientras toma una tila —“un café sería malísimo”,
apunta—. Hasta septiembre su médico en el centro de salud de su barrio
al sur de la capital, Carabanchel, le recetaba los fármacos que podía
adquirir subvencionados. Pero su tarjeta sanitaria caducó y ya no se la
renovaron. No tiene papeles y ha quedado excluido de la atención por la reforma de la sanidad del Gobierno,
que el 31 de agosto dejó sin tarjeta a casi un millón de inmigrantes
irregulares. Sus nombres ya no aparecen en el sistema. “Esta ley es mi
condena de muerte”, recalca González. Leer noticia completa
Este es un blog creado desde la seccion de Derechos Humanos de la Asociación Española de Neuropsiquiatría para intercambiar información, ideas y acciones para enfrentar la directiva que pretende negar la asistencia en salud a las personas inmigrantes sin papeles
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